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jueves, 10 de enero de 2013

** TERCERA PARTE: POR LAS MONTAÑAS DE EUROPA EN TREN. EL REGRESO A CASA - DÍAS 26, 27, 28, 29 Y 30 DE NOVIEMBRE - 2011 **



TERCERA    PARTE



 POR LAS MONTAÑAS DE EUROPA EN TREN. EL REGRESO A CASA▼▼▼

    ** 30 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)



Anoche fue la tercera vez que llovió desde que comenzó el viaje, tras aquella  travesía del Lago Van (un agua fría que luego se convirtió en nieve), y la llegada a Frankfurt hace tres jornadas. En 36 días es una media realmente baja. Hoy al despertar, las calles estaban húmedas pero sin que se deslizara una sola gota desde el cielo. Tampoco ha hecho acto de presencia a lo largo del viaje hasta Ferrol. Es éste un largo -seis horas y media- pero inspirador trayecto para los amantes de la vía estrecha como yo. Esta línea, construida a lo largo de varias décadas, e inaugurada en fecha tan reciente como 1972, muestra recursos variados en su progresión hacia Galicia, debido a una tan larga gestación. Así, combina numerosos túneles y esbeltos viaductos, con cerradas curvas en algunos puntos de orografía cruda, ciñéndose a las curvas de nivel cual senda de montaña. Cuando el paisaje se abre, nuestra pequeña unidad diésel Apolo se lanza a atrevidas carreras a 80 km/h. a través de los prados de fresca y húmeda hierba. El estado de la vía, la suspensión de nuestro tren, o ambas cosas, no deben encontrarse en su mejor momento, por los numerosos golpes y bandazos que se perciben durante la marcha. En algún caso llegan a asustar a un chico acostumbrado a las bondades de la Alta Velocidad.



DESDE EL TREN (II)
DESDE EL TREN (I)
Por lo demás, el recorrido es muy paisajístico, de viajero. Desfilan delante de nuestras ventanillas las pintorescas Luarca, Tapia, Viviero… en Ribadeo he observado fugazmente los restos de un puente de la línea de Villaodrid, en el que no reparé en el pasado, uno de cuyos vanos he jurado que era metálico. Queda pendiente una nueva visita de exploración a la zona, por tanto. Y el incidente estúpido de la jornada lo ha protagonizado el interventor, quien, al ser preguntado amablemente sobre cuál era el número del tren, simplemente para anotarlo en el plan de viaje, ha rechazado mi consulta de plano, bastante molesto. En mis numerosos viajes en tren por el mundo, casi siempre he encontrado amabilidad en respuesta a mis requerimientos, y puertas y cabinas abiertas en muchos casos. La paradoja para un amante de la vía estrecha  es haber tropezado con dificultades casi siempre en la red de ancho métrico del norte español (y fuera de nuestras fronteras, en los muy recelosos ferroviarios de la S.N.C.F.) Pero le disculpo su exceso de celo profesional, naturalmente. Como diría Platón, siempre hay buenas razones (que en este caso se me escapan) para el comportamiento de las personas.


ESTACIÓN DE FERROL. KILÓMETRO CERO.
CATEDRAL   DE   SANTIAGO
La provinciana estación de Ferrol, kilómetro cero de la línea,  tiene el encanto nostálgico de las grandes instalaciones con escasa actividad. En ella me acomodo poco después en un versátil tren regional - con una muy escasa ocupación- que me conducirá por los mágicos parajes de las rías altas gallegas hasta Coruña, donde ya casi fuera de hora para el condumio del mediodia, daré buena cuenta de un exquisito pulpo 'a feira' y de una sabrosa ensalada, ambos, manjares como sólo estas feraces tierras del norte son capaces de producir. Y acto seguido, en otro fugaz salto en un nuevo tren regional diésel, que va a circular íntegramente por la nueva línea de altas prestaciones, me sitúo en Santiago, donde una pertinaz lluvia va a mojar mi cabeza por cuarta y última ocasión durante esta pequeña odisea. En la plaza del Obradoiro sólo seré un peregrino más traído por el camino del Norte, que contempla, minúsculo y emocionado, la elegante y masiva estructura de la catedral del lugar, centro espiritual del mundo cristiano. Mientras la observo, reflexiono satisfecho que, aunque de una forma algo heterodoxa, me he ganado a pulso el derecho a ser llamado peregrino tras el periplo que ya toca a su fin.

SALIDA    DE    FERROL
TREN   REGIONAL   TRD   FERROL  -  A   CORUÑA
Ya de nuevo en Coruña, observo que en la estación se ultiman los preparativos para dejar lista la catenaria monofásica que permitirá en unas semanas inaugurar con todo fasto la Alta Velocidad gallega. El paseo de noche y sin rumbo fijo por las agitadas arterias del centro de la hermosa capital del norte me ha acabado por desorientar completamente, y he venido a dar con mis huesos en la playa de Orzán en vez de en la Torre de Hércules, como pretendía. En cualquier caso, la caminata por la arena me ha traído sugerentes y placenteros recuerdos, por analogía, de las playas de Mumbai, que sólo hace unos días pisaba. 

TREN HOTEL CORUÑA - MADRID. EL ÚLTIMO TREN.

                                                                     
Y, al fin, y tras 37 intensas jornadas del más refinado deleite de viajero, con una sonrisa imposible de borrar, y con el ánimo ligero tierno al acercarme ya al ocaso de esta maravillosa travesía, abordo el último tren que, tras unas agitadas primeras horas de la madrugada, de nuevo debido a molestias gástricas - el pulpo, como aquellas ahora lejanas 'samosas' de las que hice mi cena en la magnífica Udaipur, estaba probablemente demasiado condimentado-, me dejará a primera hora de la mañana sano, salvo y feliz, en la capital de España, de vuelta.

  De vuelta al origen de todo. El Tren se detiene por fin, cerrando el círculo.



        ** 29 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)



El botiquín es una herramienta imprescindible en el equipo del viajero. Sin él, y sin los anti-diarreicos que contiene, hoy habría sido un día de lo más fluido, pero por razones puramente intestinales. Lo cual me lleva a preguntarme si la cosa ha sido simplemente debido a un cambio en los hábitos alimenticios a la llegada a Europa, o es algo distinto a eso. He pasado dos semanas ingiriendo comidas picantes y con un alto contenido en especias, y sin prácticamente carne entre sus ingredientes. En cuanto ha dejado de ser así, mi organismo se ha rebelado. Curioso.


En nuestra composición clásica de cinco coches de la S.N.C.F. nos lanzamos a la salida de Burdeos por las interminables rectas de la línea de Las Landas, con sus característicos pórticos ovalados para la catenaria. El estado de la vía es excelente; a pesar de lo cual, sorprende que hace 56 años, algún preboste de la compañía pública francesa de ferrocarriles se atreviera a fulminar todos los récords de velocidad ferroviaria conocidos. Sorprende aún más que de las dos locomotoras que alcanzaron los 331 km/h, una de ellas tuviera los bogies en configuración CC. Teniendo en cuenta que en esta parte del país la electrificación es a 1500 volios c.c., se atestigua que se alcanzaron extraordinarios valores de intensidad en catenaria de hasta 4000 amperios. No sorprende, sin embargo, que uno de los artefactos acabara con un pantógrafo fundido. De locos. 

PLACA DEL RÉCORD DE 1955. Haz click aquí.   
ESTADO DE LA VÍA TRAS EL RÉCORD DE 1955. Haz click aquí.

En Dax nos obligan a bajar del tren, y transbordar a un autobús, que nos dejará en Hendaya... una hora y media más tarde de lo que lo haría el tren. Ello se debe a un corte de la línea para labores de mantenimiento. Es un auténtico fastidio. Nuestros vecinos del norte me han alterado ya muchas jornadas ferroviarias de esta forma o parecida, y hoy me impedirán que los enlaces programados se materialicen. Pero soy un tipo tozudo, y esta noche, seguro, dormiré en Oviedo. Aunque lo cierto es que a lo largo de la línea, cuando esta resulta visible desde las ventanillas del autobús, se observa mucha maquinaria trabajando sobre la vía. Todo sea por mejorar.

DESDE   EL   AUTOBÚS

Las inconfundibles siluetas del monte Larún, de Peñas de Haya y del Jaizkibel se acercan por el sur, anunciando la proximidad de la frontera. Nos cruzamos con un convoy de camiones con coches Talgo sobre sus plataformas, seguramente con algún exótico destino como Kazajastán o Turkmenistán. Lo imagino así por la extraña decoración que poseen. Y muy poco después, el ‘Topo’ me devuelve a España por fin, tras cruzar el Bidasoa: un corto trayecto hasta Irún. Aquí, debo decidir entre un largo rodeo por el interior en tren para llegar a Oviedo a medianoche, o por el autobús, mucho más directo en su ruta por la costa, y llegando varias horas antes. La opción parece clara. Reconozco la traición a mi ideario y a los fines de este viaje al cambiar las ruedas de metal por las de goma, pero solo queda ya un día y medio de aventuras. Perdóneseme.


MATERIAL   APARTADO  EN   EL   DEPÓSITO   DE   IRÚN
 Antes de abandonar Irún, donde la comida sera a base de exquisitos ‘pintxos’ en un típico local irundarra, aprovecho para darme una vuelta por el deposito, donde contemplo con tristeza material apartado para desguace de series que son relativamente modernas. Una pena. Al menos, el lujoso autobús en el que viajare hasta Oviedo, con comodidades dignas de la primera clase del ferrocarril, me permite disfrutar de los frescos paisajes costeros del norte. Así, desfilan ante mis ojos mi querida Castro Urdiales –con su litoral salpicado de oxidados embarcaderos para mineral de tipo cantilever, servidos por una intrincada red de pequeñas líneas de vía estrecha-, Laredo... antes de que en Santander las nubes empiecen a cerrarse y la luz a abandonarnos.

ARQUITECTURA   DE   OVIEDO
PAISAJE   DEL   CANTÁBRICO
Oviedo me saluda con lluvia, ambientación navideña y el peculiar olor de las ciudades del norte en los húmedos inviernos. Me encanta esta ciudad, tan coqueta pero tan elegante. Me fascina su arquitectura de noche, y me invita a sentarme en un romántico local de ambiente celta (¡que profunda conexión la de estas tierras con esa cultura!), para una tranquila y serena reflexión sobre lo vivido durante las 35 jornadas precedentes, con una aromática cerveza ‘stout’ en la mano. Apenas un rato después, medio adormilado, oiré el himno asturiano emitido a campanillazos desde la iglesia de algún recóndito lugar del casco viejo, justo a medianoche. Felices sueños, Asturias.

RINCÓN    DEL    CASCO    ANTIGUO    DE    OVIEDO
       
        ** 28 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)



COMPOSICIÓN  DEL  W.A.B.  EN  LAUTERBRUNNEN
He dormido bajo un poderoso cielo estrellado, en un sitio sin apenas movimiento y sin apenas gente, silencioso, frío... parece el juego de los contrarios, sobre lo visto apenas hace cuatro días. La comparación es inevitable, y además, extrema. Porque no creo que existan en la tierra dos naciones tan diametralmente opuestas. Existen otras equivalentes a Suiza, tales como Islandia o Noruega, con mucha menos población. Pero ofrecen un clima más duro. En términos mundanos, puede que la India sea el país que más dificultades ofrece para la vida, y, en el polo opuesto, Suiza es, casi con seguridad, en el que más fácil sea vivir. Nunca deja de asombrarme, porque además, en ningún otro sitio del planeta se hace tan patente el poder de los seres humanos para someter a la naturaleza agreste y hostil. Suiza es casi maquinal en su desarrollo. Casi perfecta, como sus relojes.

                                                                                                             LOCOMOTORA RE 4/4 DEL B.L.S.


  Por la mañana, el destino me ha deparado una emoción más. Una avería del tren nos ha obligado a la via alternativa, es decir, un teleférico que baja directamente hasta el valle en el que se encuentra Stechelberg, donde enlazaremos con un autobús que nos situará en Lauterbrunnen. La mayoría de los teleféricos en Suiza pueden fácilmente soltar los intestinos a los poco aventurados en tales medios, y ello puede ser por la altura del vano que separa las cabinas de la tierra firme, caso del de Pilatus, o por la pendiente de los cables, como por ejemplo el de Wasserawen. Este de hoy pertenece a la segunda categoría, y tras la última torre de apoyo, se lanza al vacío con una inclinación que podría estar sobre los 75 grados, convirtiendo a este artefacto del demonio casi en un ascensor. Mentalmente he agradecido que dos madres con sus carritos de niños hayan ocupado la parte delantera y de esta forma me hayan impedido la visión en esa dirección. Ojos que no ven...

COCHE PANORÁMICO DEL M.O.B.
PAISAJE  ALPINO  A  LA  SALIDA  DE  INTERLAKEN
La eficacia en las conexiones una vez  más, me ha permitido llegar a tiempo a Interlaken para tomar el ‘Golden Pass Panoramic’ de la compañía B.L.S. En Spietz, ha demorado su salida por esperar una 
conexión, acumulando unos 12 minutos en su marcha. No recuerdo, en mis numerosas visitas al pasado al país, un retraso semejante en un tren. Habría que añadir, sobre la reflexión del comienzo, que la perfección no existe. Ni en los trenes suizos.

TREN  DEL  M.O.B.  EN  MONTBOVON
Nuestra Re 4/4 se ha abierto paso por la muy pintoresca ‘Ruta del Chocolate’ con su característico silbato de montaña y con un contínuo flasheo de su pantógrafo bajo la catenaria de 15 kv. La zona me ha recordado en algún momento al Duranguesado de Vizcaya, que mañana a estas mismas horas atravesaré, pero esta vez –¡ay!- sobre ruedas de caucho.

LOCOMOTORA      DECORADA     DEL      M.O.B.
El ‘Golden Pass Panoramic’ de la vía estrecha, que incluye en su composición los acostumbrados coches de observación, es otro viejo conocido, y nos ha esperado paciente y tolerante. La ruta es mucho más dura a partir de ahora, y la utilización habitual que los suizos hacen de los helicópteros para acceder a recónditos y profundos valles comienza a hacerse profusa. Las subidas y las bajadas son continuas, y los trenes del M.O.B. las resuelven, sorprendentemente, en adherencia simple, sin más ayudas, y con su anacrónico freno de vacío. Y digo sorprendentemente, porque la bajada desde las alturas nevadas hasta Montreaux, al pie del lago Leman, es de un atrevimiento digno de admiración. En Suiza existen muchas líneas de esta o parecida guisa, pero esta bajada es... muy especial. Los aficionados deberían comprobarlo por sí mismos.


COMPOSICIÓN   DEL   M.V.R.   EN   MONTREUX
TRANVÍA    DE    GINEBRA
De Montreaux a Ginebra nuestra ruta prosigue por la costa norte del lago Leman. El paso por la ciudad de los bancos ha sido fugaz. Aquí cojo el primero de los dos trenes con los que cerraré la jornada de hoy, y en el que casi me ahogo –alarmando a la muy enjoyada dama con la que comparto asiento- con la modesta colación del mediodía, compuesta por un paquetito de tiras de carne desecada norteamericana y una botella de agua con gas, debido al maltrecho estado de mi garganta. Montpellier será, como al comenzar este ya largo periplo, el punto de enlace de los dos TGV Sudeste. Pero el itinerario del segundo difiere ligeramente. A última hora de la noche me dejara en Burdeos, con los huesos llenos de kilómetros.


         ** 27 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


LAGO     DE     COMO

Son ya 33 días llenando las retinas de imágenes que normalmente no se presentan en mi devenir diario. Creo que se encuentran ya un poco cansadas. Quizá, por eso, el Lago Como, con luz de día, me parece un lugar simplemente agradable. Me interesa más, en esta fría mañana de finales de Noviembre, la visita a la segunda estación de la ciudad, ‘Como Nord Lago’, céntrica y muy coqueta, pero sin apenas actividad a estas horas de la mañana dominical. Mientras paseo por sus tranquilos andenes, se muestra de repente una solitaria locomotora E 610, la última de una corta serie de cuatro, y uno se pregunta qué hace aquí este artefacto con más de 60 años de servicio a sus espaldas. En cualquier caso, es preciosa.

ESTACIÓN DE COMO NORD LAGO
LOCOMOTORA E 610
En la estación de Como S. Giovanni, los altavoces escupen una retahíla de comentarios en italiano que no suponen mayor problema de entendimiento para un chico español: debido a una huelga en los FS, algunos trenes pueden ser cancelados o sustituidos. Afortunadamente el EC 13 Zurich - Milano sí circula, un precioso ETR 470 de los SBB en su librea gris plata, con nada menos que diez coches. Ya en Milano Centrale, una inmensa explanada de vías que terminan en fondo de saco, pero que hoy muestra un perfil bajo de movimientos debido a la huelga, transbordo al EC 52 Milano – Basel, ahora sí, un ETR 610, pero de los SBB. Y en la subida hacia el Simplón, por un magnifico y muy verde escenario alpino, los giróscopos y los acelerómetros han cumplido a la perfección su cometido, y este tren, en su hábitat natural, me ha mostrado con pasmosa eficacia las ventajas de la pendulación de la familia de los ETRs. Unas prestaciones vertiginosas.



ETR 500 'FRECCIAROSSA' EN MILANO CENTRALE
El Simplón debe haber quedado relegado a estas alturas quizá a la décima posición en el ‘ránking’ de túneles ferroviarios más largos, pero todavía asombra con sus 20 kilómetros de longitud, y teniendo en cuenta que ya cuenta a sus espaldas con más de un siglo de vida. Sigue siendo una inmensa demostración del poder de la ingeniería de los albores del siglo XX. Entre Brig y Visp circulamos en paralelo a la línea del valle del Ródano, que seguirá el curso de este río hasta el lago Leman, por el nuevo trazado que busca la entrada sur del nuevo túnel de base de Lotschberg. Ello me permite contemplar desde un nivel inferior el trazado primigenio del BLS en su progreso hacia la boca sur del  túnel antiguo, en Goppenstein. La vía de la izquierda va literalmente colgada del abismo en numerosos puntos de esta colosal obra de ingeniería de la mítica  y atrevida compañía privada suiza Berna – Lotschberg - Simplón. Es más que digna de ferroviaria admiración. Por nuestra parte, y tras separarnos de la doble vía que se dirige a Martigny, y girar bruscamente a la derecha, ingresamos a toda velocidad en el nuevo Lotschberg, que aproxima el ferrocarril a la intención de los aviones, para desconsuelo del viajero. Tras unos pocos minutos de anodino recorrido bajo tierra, nos situamos en Frutigen, muy cerca de mi siguiente punto de transbordo en Spiez. Cuando por fin llegamos a ésta, la admiración que siento por los ferrocarriles suizos se ha visto reforzada de nuevo: en unos minutos, cuatro composiciones con otros tantos destinos han coincidido aquí, permitiendo toda suerte de combinaciones posibles de viaje, y abandonando los andenes al segundo en su salida. Por estas, y por muchas otras cosas, los ferrocarriles suizos no tienen parangón en el mundo. Es este país, sin duda, el paraíso terrenal para el aficionado a los trenes. Éstos, aquí, se constituyen en orgullo de nación: llegan a todas partes, y son eficaces hasta el desconcierto. Los mejores del orbe, sin duda. Me lo han demostrado de nuevo en estas dos jornadas, y en muchos otros recorridos en el pasado.

PAISAJE  ALPINO
COMPOSICIÓN DEL BERNER OBERLAND
Interlaken es, además de un idílico y placentero rincón del centro del país helvético, el epicentro de la red de transportes de la zona. Aquí llegan nuestra composición del BLS desde Spiez, los barcos procedentes de Brienz (algunos de los cuales son…¡a vapor!), y en vía estrecha, los trenes del ZB procedentes de Lucerna e Innertkirchen, y del Berner Oberland que se dirigen hacia Grindelwald y Lauterbrunnen. La aventura del día comienza aquí, en esta deliciosa línea con dos tramos de cremallera. En Lauterbrunnen enlazamos al minuto (como dije, todos los transportes están coordinados de tal modo en Suiza) con un telecabina de corto recorrido pero de larga ambición, con una pendiente más que considerable, y cuando aquél llega a la estación superior, nos espera otra delicia de vía estrecha, aunque sólo tiene 4’5 kilómetros de recorrido hasta su término en Murren, y esta vez en simple adherencia. El maquinista del automotor que la recorre debe haberme leído el pensamiento, y me ha invitado a sentarme junto a él, en una cabina del tipo abierto. Luego, en franca confianza de colegas de trabajo, ha compartido conmigo suculentas anécdotas de frenadas en pendientes del 45 por mil con los carriles cubiertos de escarcha y hojas húmedas. ¡Excitante!


PAISAJE  CERCA  DE  MURREN

FERROCARRIL  DE  MURREN
Murren es, además de un sueño de pueblo de montaña, el auténtico paradigma de la realidad helvética. No tendrá más de 500 habitantes y, sin embargo, posee todos los servicios y las comodidades imaginables, línea de tren propia, dos telecabinas con enlace para otro (el muy atrevido Schilthorn, que llega a alcanzar la cota de 3000 metros, y al que -¡ay!-, no he podido subir por encontrarse en parada de mantenimiento), un funicular… en el pasado tuvo hasta un tranvía de tracción animal para dar servicio a un hotel (!!). Aquí, como en Zermatt y otros lugares del país, está prohibida la circulación rodada, así que en este silencio resulta muy fácil abandonarse al confort y al relax de mi habitación alpina totalmente equipada –e íntegramente resuelta en madera-, con una terraza desde la que me siento insignificante al contemplar los últimos rayos de sol reflejarse en la magnificencia de las cumbres del Breithorn, del Gletscherhorn y del Jungfrau.
ATARDECER  EN  LA  CUMBRE  DEL  GLETSCHERHORN
         
         ** 26 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


RASCACIELOS   EN   FRANKFURT
La segunda ventaja del adelanto en los vuelos es que dispongo de un día extra, sin ningún plan trazado de antemano para esta fecha. Así que, sin dudarlo, recurro rápidamente a mi guía de ferrocarriles y alumbro inmediatamente una ruta: hoy dormiré a la orilla del lago Como. El descanso de la noche ha sido balsámico, total, salvo por las voces de algunos borrachines locales y el ruido de cristales rotos (no olvidemos que ayer era viernes). Así que me he levantado pronto, presto a dirigir el objetivo de mi Nikon a trenes y tranvías, y a un abigarrado conjunto de rascacielos que pueblan esta zona de la ciudad, haciéndola parecer Toronto o Dubai, y en los que los prebostes de las finanzas europeas se encuentran probablemente diseñando ajustes para la economía en crisis del viejo continente, que de seguro afectarán en el futuro próximo a nuestras vidas de anónimos ciudadanos. Resulta, como mínimo, curioso mirar hacia arriba.

 FRANKFURT
Poco rato después, unos tipos originarios de alguna república ex – soviética se han dirigido agriamente a mí, escupiéndome en su pastoso inglés que ‘fotos no’. Mi primer e inmediato impulso ha sido mostrarles cara y desafiar la negativa, recordándoles mi condición de ciudadano libre de la Unión Europea. Pero es de sobra conocido que los impulsos son el motor de los idiotas, y he optado tras la rápida reflexión por un más prudente silencio. Tan sólo unos minutos después, todo ha encajado como un 'puzzle' cuando de repente, de varias furgonetas de la ‘Polizei’ llegadas a la carrera en olor a goma quemada, ha descendido un pequeño ejército de uniformados, con ánimo, supongo, de efectuar una buena redada en la zona. Me encuentro –y juro que sin querer- en pleno ‘barrio rojo’ de Frankfurt.


El ICE 1 que efectúa el servicio 373 Berlín – Interlaken Öst es un viejo conocido. Hace años lo tomé en sentido inverso desde Berna, y camino de Moscú. Hoy, sábado, tiene su recorrido recortado hasta Basel, que será por tanto la primera estación de transbordo en mi recorrido hacia el sur. Me siguen fascinando los bogies de estas composiciones, de una estructura muy similar a los clásicos Minden - Deutz, pero con los que este poco agraciado –estéticamente- artefacto alcanza los 280 km/h. Hasta la muy industrial Mannheim ha trotado alegre por líneas adaptadas a 200 km/h, y más allá -y sin duda empujado por las poderosas notas que han brotado de mi reproductor de música de forma inopinada-, por momentos se ha lanzado a un loco galope en los tramos de Alta Velocidad (sin vallas que delimiten su trazado, como es típico en las líneas de AV germanas).

COCHE PANORÁMICO DE LOS SBB
ATARDECER EN EL LAGO LUGANO
A partir de Basel, circularé en una clásica composición de los SBB que, a pesar de su reducida longitud, incluye –para mi deleite- un coche panorámico, como muchos trenes en este país, y hacia el que me he dirigido sin dudarlo. Entre Lucerna, con su estación en fondo de saco compartida por los SBB, la red del BLS y la de vía estrecha del ‘Zentralbahn’, y Arth-Goldau, el paisaje es sugerentemente suizo, con la omnipresente silueta del monte Rigi dominándolo todo. Desde una cota superior, Arth-Goldau se ha mostrado esplendorosa, y al hacer entrada en ella eventualmente, he observado de forma fugaz los coches de la compañía RB que en su atrevido ascenso asistido por cremallera llegan hasta la cumbre del Rigi y descienden por el otro lado hasta Viznau, a la orilla del Lago de los Cuatro Cantones. Es una lástima no disponer de más tiempo para rendirle a este fascinante ferrocarril una atenta visita, porque enseguida, por la línea que viene de Zurich por la orilla opuesta del lago Zugersee, se estaciona el penúltimo tren que tomaré hasta la ciudad de Como. 


Contrariamente a lo anunciado por la guía, no será un ETR 610 bitensión italiano, sino que ha sido sustituido por un ICN suizo -un pariente muy cercano-, obligándonos a transbordar en la estación fronteriza de Chiasso. Por lo demás, el tren ha circulado puntual, y mostrando orgulloso las virtudes de la basculación asistida, por el espectacular paso del Gotardo. A la vista del trazado, se explica claramente el porqué de la faraónica obra en curso para construir una línea alternativa, que incluirá el que es ya el túnel de base -casi  60 km- más largo del planeta: uno llega a perder la correcta noción cardinal debido a los continuos zig-zag y a los numerosos túneles en espiral para ganar o perder altura que posee esta línea, famosa entre los aficionados del mundo entero. La velocidad sostenida es de 80 km/h, con numerosos puestos de banalización, y un intensísimo tráfico de trenes de mercancías, en cabeza de los cuales aparecen locomotoras tan dispares como las míticas Re 6/6, y algunas Traxx en unidad múltiple. Nuestro tren, prudente, sólo se ha atrevido a correr en el túnel que da nombre al paso, entre Goschenen y Airolo. A este respecto, ya hace  años que llegué a la conclusión de que la forma en que los suizos combaten el aburrimiento es perforando túneles. Lo de hoy ha sido la prueba definitoria: un auténtico empacho de agujeros.

CATEDRAL DE COMO
DIESEL REGIONAL DE LOS FS
 Continuamos hasta Chiasso por un recorrido ferroviario de montaña como sólo este país es capaz de producir y ofrecer al viajero. Al apearnos al fin en la frontera, se ha producido una escena que me ha recordado que me encuentro en un país que no pertenece a la UE: un par de uniformados del servicio de aduanas han acercado rápidamente unos perros a los viajeros mientras pasamos, y justo delante de mi, uno de los animales se ha abalanzado sobre un muchacho joven, que ha sido inmediata y convenientemente apartado de la fila para el procedente registro. Apuesto a que lo que le hayan encontrado no será regaliz.

PLAZA PORTICADA DE COMO

Tras el transbordo a un regional de los FS, llegamos a Como ya entre dos luces. La noche es inspiradora y barniza de magia los lugares, o al menos tales cosas le sugiere a mi sensibilidad el crepúsculo. Por eso y poco después, la visión del famoso lago ya oscurecido, con la miríada de luces repartidas alrededor y por encima de él me ha resultado casi tan tierna como la del fuerte de Kumbhalgarh, hace tan sólo seis días. El posterior paseo en barco hasta Cernobbio ha sido fresco, pero ha surtido un efecto relajante. Y a este efecto me abandono muy poco después.




▲▲▲POR LAS MONTAÑAS DE EUROPA EN TREN. EL REGRESO A CASA.


TERCERA    PARTE

martes, 1 de enero de 2013

** SEGUNDA PARTE, CAPITULO 4: LOS TRENES DEL ANTIGUO IMPERIO MOGUL (IV) - DÍAS 23, 24 Y 25 DE NOVIEMBRE - 2011 **


SEGUNDA   PARTE 



capítulo 4 – LOS TRENES DEL ANTIGUO 
IMPERIO MOGUL (iv)▼▼▼


 ** 25 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


REFLEXIONES


Esta nación... sobrecoge. Sobrecoge el alma, con la contemplación de un patrimonio tan rico como ningún otro país de la tierra seguramente posee. Sobrecoge el corazón, sintiendo el desgarrador aliento de la miseria en tu cogote a cada paso, y sintiendo de igual modo la impotencia de saber que el remedio se antoja imposible. Sobrecoge la mente, al asimilar las poderosas cifras de las que hace gala en tantos aspectos. Y sobrecoge el físico, obligándote a un terrible esfuerzo para experimentarla, para sentir la pulsión de la vida que llena cada rincón de estas tierras. Porque la India es así: intensa, embriagadora y excesiva, un lugar que tensa las fibras nerviosas y exprime los sentidos, todos y cada uno de ellos, hasta llevarlos a unas dimensiones nunca antes visitadasLa India, con sus centenares de lenguas oficiales y sus miles de dioses de distintos credos, sus muchos millones de bocas que alimentar, su limpia democracia -una ‘rara avis’ y un modelo para la región-, sus tensiones religiosas, sus arrebatadores y formidables paisajes y ecosistemas, sus misiles balísticos AGNI de alcance intercontinental con cabezas nucleares… no existe un país tan singular en todo el orbe. Ódiala o ámala, pero estoy muy seguro de que nadie, absolutamente nadie, es capaz de quedar indiferente tras conocerla y vivirla en su genuina expresión.






















Yo no sé si la he amado, pero la he disfrutado con gusto, y la he sentido con pasión. Sus gentes son, en la mayoría de los casos, encantadoras. Si en alguna ocasión he llegado a pensar que caen a menudo en la impertinencia, es evidente que mi capacidad de empatizar fracasaba en tales momentos. Consideremos que en este país, la quinta parte de la humanidad vive en una porción de superficie equivalente a la cincuentava parte de las tierras emergidas. No hay mucho espacio para repartir y no sobran los recursos. Ellos aspiran a sobrevivir, a existir dignamente, a ser felices... nada distinto de lo que está en nuestra intención. De hecho, los pobres hacen lo que pueden en ese sentido, y sin perder de vista ni traicionar prácticamente nunca su máxima de respeto por la vida, por toda clase de vida. El día a día ofrece muchas dificultades a los indios: no es de extrañar la gran cantidad de lisiados, accidentados, quemados… que se ven aquí. Porque la vida puede ser dura, incluso extremadamente dura para un porcentaje elevado de la población india. Por todo lo dicho… ¿viviría yo aquí? De ninguna forma. ¿Volveré algún día? Estoy seguro de ello. En mi corazón ya vive la India. 


 Un cambio en la fecha y en las horas de vuelta va a suponerme varias ventajas añadidas. El regreso a Europa va a tener lugar en completa luz del día, algo que prácticamente no había sucedido en mis trayectos aéreos de larga duración, y cuando las nubes lo han permitido, he disfrutado de algunas excelentes panorámicas de Afghanistán y el Mar Caspio. Dos tranquilos vuelos y doce horas después de salir de Mumbai veo por fin –literalmente, gracias a una cámara instalada en la parte delantera del avión- tomar tierra al 777 de Air India en el concurrido aeropuerto internacional de Frankfurt, que me acoge a la europea: calles empapadas y dos grados de temperatura. Es Frankfurt, sin duda, otra gran ciudad como Mumbai, pero sin embargo, tan distinta... Una brutal transición.


Tras quince días sin apenas ingesta de carne, y molestando a mi conciencia, que es prácticamente vegetariana , por la noche me he dado un festín de los muy celebrados embutidos y salchichas germanos, sin que mi estómago haya emitido la más mínima queja. No salgo de mi asombro. Y antes de irme a la cama, donde el cansancio acumulado durante un mes, y la calefacción al máximo de mi hotel van a ejercer un efecto anestesiador, dejándome fuera de combate durante ocho dulces horas, descubro que, por las luces y los adornos de los árboles en la calle, en Europa es ya Navidad.




         ** 24 DE NOVIEMBRE ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


Mumbai… ¡qué ciudad! Como una de las grandes megalópolis del orbe que es, su fisonomía recuerda mucho a la de otras hermanas suyas. Su carácter cosmopolita, no hay duda, se encuentra muy alejado del de la más provinciana Delhi. Aparece claro para al viajero que económicamente es uno de los pulmones del país, si no ‘el pulmón’, por excelencia.

LOS   'DOCKS'   DE   MUMBAI
La zona portuaria o ‘Docks’, a la que nos dirigimos a primera hora de la mañana, nos enseña una actividad frenética de gente de todo tipo subastando, limpiando y seleccionando el pescado. Para recordarnos a qué país pertenece este puerto, está el nauseabundo olor que todo lo invade, procedente de miles y miles de peces muertos esparcidos por todo el perímetro, y sobre los que se abalanzan ejércitos de gaviotas hambrientas; uno no puede dejar de pensar, ante la contemplación de tan luctuoso espectáculo, en el tremendo ejercicio de despilfarro sin sentido que supone el hecho en un país como este, tan necesitado de recursos alimentarios. Observo acto seguido que mi amigo Ankit no se encuentra reflexionando del mismo modo que yo: simplemente se tapa la nariz y la boca con el pañuelo, porque es incapaz de soportar el hedor. Finalmente yo también. El intenso pulso de vida que constituyen el bullicio de la gente y el trasiego de pequeños barcos de alegre y colorido marcaje no compensan. Tenemos que escapar.

CABRA CON COLLAR

EMBARCACIONES   ABANDONADAS (ARRIBA)                  ARAÑA (ABAJO)
Mumbai posee varias islas de mediano tamaño esparcidas por las diversas bahías que conforman sus costas. Casi todas poseen algún tipo de complejo petroquímico o alguna gran terminal de carga de mercancías. La que vamos a visitar también, pero en ella además encontramos unos cuantos tesoros de un valor histórico excepcional. Sobre la masa cruda de la roca, alguien excavó hace quince siglos uno, dos… hasta cinco templos, de diverso tamaño. El mayor asombra por el titánico trabajo que debió suponer horadar y cincelar las numerosas  columnas y salas. Estas últimas albergan figuras de diversas deidades de la religión hinduista, esculpidas de modo exquisito, pero -¡ay!- destruidas parcialmente y con sus miembros arrancados por los colonizadores portugueses, que las consideraron inspiradoras de ritos paganos, y de este modo mutilaron unas joyas arqueológicas irreemplazables que, a pesar de todos los desperfectos, han sido declaradas patrimonio de la Humanidad. Qué falta de sensibilidad y de visión de futuro, la de los lusitanos.

De vuelta a tierra firme, mi afición por la fotografía me ha costado otra regañina. La ‘Indian Navy’ tiene aquí una de sus bases, por lo que la toma de instantáneas se encuentra rigurosamente prohibida. Un gran portaaviones y varios submarinos destacan entre otras muchas naves pintadas en el mortecino color gris de la guerra. En cualquier caso, es manifiesto que este país se encuentra bien preparado para la lucha armada. Y según progresamos en nuestro humilde catamarán, y a medida que nos aproximamos de nuevo a tierra firme, uno comienza a sentirse empequeñecido por la magnificencia de la ‘coastline’ de la ciudad, con el horizonte totalmente inflamado de construcciones, muchas de las cuales son de una respetable altura.

 A la estación Victoria no hace mucho que le cambiaron el nombre, y en la nueva nomenclatura luce ahora como ‘Mumbai Central’. Es una grandiosa edificación de estilo Victoriano con detalles autóctonos, como muchos otros edificios de aquí, que nos hablan del peso que la ciudad tuvo ya en el pasado como centro administrativo. El ambiente en su interior es genuinamente indio: de auténtica locura; los enormes vestíbulos son cruzados continuamente en todos los sentidos posibles por una ensordecedora amalgama de viajeros, prestos casi todos ellos a hacer un uso masivo de las EMUs que sirven los tráficos locales. Veo a un hombre como se tira literalmente a la caja de la vía (casi una trinchera, dada la altura de los andenes indios), por la que corretean sin ser molestadas las ratas, y cómo comienza a recoger cualquier desperdicio aprovechable. Los atentados contra el Hotel Palace y el Hotel Trident tuvieron su origen en estos espacios. Los terroristas, al verse descubiertos, dejaron aquí varios cadáveres antes de dirigirse a los hoteles, donde les esperaban sus compinches. Una truculenta historia que los habitantes de Mumbai todavía conservan fresca en su memoria. Pero me queda claro que es una imagen que todavía le duele a la ciudad.

ESTACIÓN    VICTORIA
ESTACIÓN    VICTORIA
TRENES DE VIAJEROS


LAVANDERÍAS EN MUMBAI

Cuando la tarde va tocando a su fin, nos situamos en un punto sobre las vías, donde contemplamos por igual el incesante tráfico de trenes de todos los tipos y la sordidez que impregna la superficie ferroviaria. A la misma sordidez no son ajenos los lavaderos al aire libre situados muy próximos. Ankit apunta que no son visitables ‘in situ’, y yo le replico que afortunadamente, ello es así. La zona aparece rodeada de rascacielos, algunos con un diseño de lo más vanguardista. Los contrastes de siempre. Y para cerrar las visitas de hoy, un muy bien cuidado parque dedicado a las personas mayores, en el que tiene su hogar una nutrida colonia de atractivos córvidos bicolor. Una música de influencias locales llena todos los espacios, que inmediatamente me traslada una peligrosa melancolía por tener que dejar el país en unas horas. Será todavía mayor tras una postrera visita a ‘Gateway of India’.



CUERVOS   EN   PARQUE   DE   MUMBAI


Y llega la despedida de mi guía y amigo. Unas cervezas ‘Kingsfisher’ compartidas en un extraño local regentado por nepalíes y abarrotado de occidentales de blanca tez, unos abrazos, y el siguiente capítulo de nuestra historia común se escribirá en España, cuando resuelva sus problemas para conseguir el visado. Al salir a fumar un cigarro a la calle –está prohibido fumar en todos los espacios públicos en la India, incluidos por supuesto trenes, estaciones y andenes-, me llevo, tristemente, las últimas imágenes de mi estancia aquí: una viejecita menuda, de piel apergaminada, que arrastra lentamente su raído sari por el suelo, alzando una mano para solicitar una limosna que nadie le da, y tras ella, un muchacho que no pasará de 16 años, sin piernas, que avanza más que penosamente ayudándose de unas planchas de madera atadas a sus manos. No puedo seguir mirándoles…

ATARDECER   EN   MUMBAI



         ** 23 DE NOVIEMBRE ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


Un torrente de lágrimas ha empapado esta noche el andén de la reposada estación de Udaipur. Una boda –concertada, como muchas en este país- ha tenido lugar entre una chica local y un muchacho de Mumbai, y la consecuencia inmediata de la celebración  es que la novia, de la mano de su marido, se dirige a esta última ciudad para pasar en ella el resto de sus días, junto con una abundante dote, pero alejándose, tal vez por mucho tiempo, de sus afligidos parientes. Los invitados por parte del novio, pertenecientes en su mayoría a la ‘High Class’ de Mumbai, han llenado el coche que nos ha tocado esta noche en suerte, otro ‘Sleeper AC two tier', esta vez con decoración en dos tonos de marrón –y con pequeños carteles autoadhesivos en los vestíbulos llamando la atención sobre sus recientes ‘desratización y desinsectación’, con lo que esta noche nos veremos libres de los pequeños roedores deambulando a nuestros pies-.  En la estación, la vía estrecha corre en un sentido hacia Ahmedabad, y la ancha en el contrario hacia Chittaugargh, con lo que Udaipur, ferroviariamente hablando, presenta un esquema similar al de Cartagena. En Chittaugargh invertimos la marcha, mientras tratamos de aprender algo de gaélico con una pareja de jóvenes mochileros irlandeses que, tras dar una pequeña propina al revisor, se han puesto a beber cerveza de firme, como no podía ser de otra forma.

El estado de las vías del país, excelentes por lo vivido hasta ahora, ha permitido un buen descanso en nuestros estrechos lechos en posición longitudinal al sentido de la marcha. Cuando despertamos, hemos abandonado ya el mítico Rajastán y sus palacios de ensueño, y nos hallamos en el más sureño de Gujarat. La vía es doble, electrificada, y la presencia de palmeras va haciéndose más habitual a medida que progresamos hacia el sur. Cruzamos numerosos ríos, que por su caudal recuerdan a los grandes cursos norteamericanos o rusos. El agua se hace omnipresente.



La línea que recorremos, entre Godhra y Surat recibe al menos en ocho ocasiones la conexión de líneas vecinales de anchos de 0’75 ó 0’60 metros, según mi mapa de ferrocarriles del año 2005; aunque ayer compré una nueva guía de los FFCC indios (¡por menos de un euro!), y no muestra ninguna de ellas reflejada. Para mi contrariedad, tan sólo he visto restos de tales vías en Ankleshwar, y demasiado fugazmente. Mi afición por la vía estrecha me ha sugerido de forma inmediata una futura vuelta de exploración más profunda por estos lares.



EMU  CLÁSICA  EN  MUMBAI  CENTRAL
Los puntos de cruce y alcance a lo largo de nuestra línea se sitúan, de forma bastante inteligente -y en una disposición que ya he observado en otros países- entre las vías generales. En uno de tales puntos he contemplado, sin el menor atisbo de sorpresa a estas alturas, a un tren de viajeros con vagones de mercancías situados en la cola del mismo. Estamos ya en el estado de Maharashtra, y acercándonos más y más a Mumbai. El hecho se aprecia claramente: ya desde una hora antes de la llegada, el tráfico de EMUs de doce coches de moderno diseño –siempre atestadas y siempre con racimos de gente a punto de caer a la vía que sobresalen por las puertas exteriores abiertas de par en par- comienza a ser intenso, y la vía doble pasa a ser cuádruple, séxtuple… el pasado colonial de la zona nos lo recuerda de manera muy evidente la estación de Santa Cruz. La trama urbana se torna densa, densísima… numerosas composiciones de EMUs de nueve coches de generaciones y tecnología superadas se muestran a los ojos del viajero apartadas para desguace en diversas estaciones; en Valsad también se muestran engarzados un par de coches ‘double deckers' en una composición de largo recorrido, lo cual me ha recordado de forma muy vívida que justo ahora hace cuatro semanas abordé un TGV en Figueras igualmente con coches de dos pisos en su composición… y hasta ahí llegan las semejanzas.

LLEGANDO   A   MUMBAI
FLORES   EN   LA   CIUDAD
Y llegamos al fin a la terminal de Bandra, con diez minutos de adelanto. La primera impresión de Mumbai es que esto no es oriente. Inopinada, abruptamente, acabo de despertar del sueño de las mil y una noches. ¿Qué es Mumbai, entonces? En este viaje parece que las posibilidades y las potencias del país se me fueran ofreciendo en escala ascendente… ¡y de qué modo! Porque hablar de una ciudad en la cabría más de la mitad de la población española, se antoja tarea difícil. Por un momento, y antes de cruzar un larguísimo puente colgante sobre una bahía, me ha recordado la silueta del bajo Manhattan vista desde New Jersey. 

EDIFICIOS VICTORIANOS 
'GATEWAY  OF  INDIA'
CARROZA   DECORADA

Ya de noche, variados retazos de un reciente pasado victoriano han adornado nuestro paseo vespertino. Y desde Marina Drive, al lado del mar, la línea de costa iluminada recuerda… qué se yo; quizá alguna lejana y exótica playa, como Copacabana, o Surfers Paradise… Una mezcla arrebatadora de substancias. Al final del ancho bulevar se encuentra la icónica ‘Gateway of India’ (no confundir con la –ahora lejana- ‘Indian Gate’, de Delhi), justo al lado de dos hoteles de bella factura, cuyos alrededores aparecen llenos de vallas de la policía de Mumbai, y tomados literalmente por vehículos del Ejército Indio. Seguramente ello se deba a que, hace ahora tres años, un grupo de terroristas pakistaníes convirtieron el lugar en zona de guerra durante tres días. Antes de caer abatidos por las fuerzas especiales del ejército, dejaron un reguero de 173 muertos y 327 heridos.

EDIFICIO   DEL   HOTEL   TAJ,   DONDE   TUVIERON   LUGAR   LOS   ATENTADOS   DE   2008

▲▲▲ capítulo 4 – LOS TRENES DEL
ANTIGUO IMPERIO MOGUL (iV)